Todas las parejas tienen problemas.
Existe un Mito de la Pareja Perfecta que lo único que consigue es provocarnos una sensación de fracaso y acrecentar nuestro sentimiento de culpa.
Los problemas irresolubles en el seno de la pareja son muy dolorosos y si esperamos demasiado tiempo antes de actuar, los conflictos mal gestionados y repetitivos pueden llevarnos a una ruptura definitiva. Las consecuencias suelen ser muy graves tanto para la pareja como para quienes les rodean, principalmente para los hijos.
Cada uno es responsable de su reacción emocional a los eventos que ha experimentado, pero se suele culpar a la pareja del conflicto amoroso.
Se puede aprender a desarrollar nuevas estrategias juntos y decidir ponerlas en práctica para manejar los conflictos de una manera colaborativa, creativa y solidaria.
Los matrimonios prosperan si saben tratar con los problemas que han elegido.
También se puede indagar acerca del porqué del conflicto y que cambiemos la percepción y las representaciones mentales que tenemos de los conflictos que experimentamos. Cada crisis que se presenta es potencialmente una oportunidad de crecimiento, un paso más hacia el autoconocimiento. Para esto, necesitamos hacer uso de nuestra inteligencia emocional, así como de nuestra capacidad de cuestionarnos a nosotros mismos. Solo así se puede transformar una crisis de relación en una fase de crecimiento.
El amarse, muchas veces no es suficiente. Dos personas pueden amarse y destrozarse psicológicamente, a pesar de todo.
La relación de pareja está llena de escollos y dificultades, pero cultivar la felicidad en pareja es un trabajo y se puede aprender.
“Nunca estamos tan indefensos ante el sufrimiento como cuando amamos.” SIGMUND FREUD
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